Hola de nuevo a todos los que pasáis por aquí para ver cómo evolucionan mis aventuras.
Hoy es el día 3 después de la transferencia. No sé muy bien cómo se cuenta esto exactamente, sería también el día 8 del embrión. Lleva ya 3 días conmigo. Y aunque me dije a mí misma que llevaría este tiempo con serenidad, a la hora de la verdad, es imposible. He acabado haciendo un montón de cosas de las que no se deben hacer si quieres llevar con calma estos días. Aquí os contaré algunas para que no las repitáis, o como seguramente también las hagáis, para que nos sintamos conectadas.
Después del torbellino de emociones del miércoles y de sentir un gran alivio cuando la clínica nos llamó para confirmar que teníamos dos embriones más que iban a congelar, me veía yo a tope de optimismo y felicidad tranquila, lista para irme a dormir y esperar los siguientes 12 días sonriente, feliz e ilusionada.
Me imaginaba yo 10 días en modo luna de miel, con los nervios controlados y disfrutando del momento. Así es como intenté visualizarlo, pero la realidad es muy distinta.
Ya debería haberlo previsto, porque si no, por qué todos los médicos, blogs y amigos que han pasado por lo mismo, hablan de lo complicados que son estos días de espera.
El primer día después de la transferencia lo he llevado bastante bien, notaba cosas, pero que relacionaba con la transferencia en sí, que al fin y al cabo, no es que duela, pero sí te “hurgan”.
El mismo día de la transfer es tan pronto que no me planteaba que pudiera estar pasando mucho ahí dentro, así que aprovechando que era festivo en Barcelona, me he dedicado a pasear, a acompañar a mi chico a su vacunación COVID y a comer rico y disfrutar de la coca de San Juan de postre (delicioso hojaldre con crema, aún me estoy relamiendo).
La noche de San Juan está cargada de simbolismo y se considera una noche “mágica” y por eso nosotros estábamos super optimistas pensando que las energías del universo nos iban a ayudar a que todo fuera bien.
Una vez pasado ese día mágico de psicotropía y optimismo, ha llegado la vida más real, la de un día laborable sin muchos planes y con 200 horas (yo juraría que 24h no ha tenido).
Para poneros un poco en contexto, yo actualmente no estoy trabajando, estoy de baja laboral.
Hace un par de meses, mi cuerpo y mi mente llegaron a un límite de colapso y tuve que parar. Llevaba varios meses con tratamiento antipredesivo por los desajustes químicos que los tratamientos médicos, la menopausia y el estrés me habían creado.
El estrés laboral por unos picos de trabajo super salvajes, la responsabilidad de mi puesto y porqué no decirlo, las 10h de teletrabajo diarias, hicieron que retrocediera y me pusiera peor , con unos días super malos que hicieron que dijera basta!
Ese momento decidí que tenía que poner mi salud física y psíquica por delante de todo, que tenía que quererme y parar para sanar y tener fuerza para empezar de nuevo.
Bueno, algún día os contaré más sobre cómo llegué a ese punto, y sobre todo, por qué creo que estos dos meses de baja han cambiado mi vida para siempre.
Volviendo al tema que nos ocupa, estando de baja he llenado mi tiempo haciendo deporte y aprovechando junio para ir a la playa y la piscina. Ahora no puedo hacer ninguna de estas cosas, por lo que tengo todo el santo día libre para mí y mis pensamientos, que es justo lo que quiero evitar.
Tras una transferencia, cada médico dará unas instrucciones diferentes sobre qué se debe o no hacer. Pero ante la duda, yo prefiero ser conservadora.
En mi caso estoy cumpliendo lo siguiente:
– No sexo
– No baños de inmersión (vamos, ni playa ni piscina)
– No coger pesos o hacer esfuerzos (de la compra se encarga mi chico)
– No deporte (vamos, nada de step, tonopump, cardiofit, ni niguna otra cosa de nombre fashion)
– Evitar altas temperaturas (esto hace que me piense lo de ir a la playa sin baño)
– Mantenerme activa andando y comiendo sanito con muchas vitaminas, frutas y verduras.
A lo mejor a otras mujeres les dan otros consejos pero al final se trata un poco de tener sentido común, y si algo parece un poco excesivo, pues ser prudente y descartarlo, sobre todo, porque si las cosas salen mal, las parejas tenemos tendencia a echarnos la culpa y buscar cualquier cosa que pudiéramos haber hecho mejor.
Así yo me curo en salud de no autoreprocharme cosas luego, que ya me conozco.
También hay varias cosas que no se deben hacer, y aunque me dije a mí misma que no haría, he acabado haciendo!
Ahora que estoy en el tercer de la espera, estoy a tiempo de corregirlo y no hacerlo más, pero esperad unos días que vuelva a escribir y os cuento, porque no me fío de mí misma.
Lo primero que no hay que hacer es obsesionarse con lo que sentimos en el cuerpo y posibles síntomas. En mi caso al tener fallo ovárico, estoy en un ciclo totalmente artificial y me pongo parches de estradiol y óvulos de progesterona a cascoporro, y esta misma medicación, me está alterando el cuerpo cada día, y hará que note mi endometrio, mi útero, mis pechos , etc. de una manera que no estarían habitualmente.
Eso es fácil de entender pero muy difícil de practicar. Porque yo desde el segundo día ya no paro de querer notar algo en el endometrio, como pinchazos, como palpitaciones, etc. A veces noto, y a veces no, y el pensamiento en sí me desespera.
Qué difícil no saber qué está pasando cuando de un desenlace a otro hay un abismo.
Por las noches, al tumbarme en la cama, noto con más intensidad mi cuerpo, es como si con el silencio y la oscuridad mis pensamientos pudieran concentrarse más en las sensaciones corporales.
Mis años de yogui han dado su fruto , pero también es cierto que si me pongo en modo meditación, soy capaz de notar y amplificar el latido de mi corazón en mi dedo gordo del pie… lo cual no es muy prometedor.
Total, que a ver si consigo alejarme de mis sensaciones corporales un poco, porque todo es confuso y hace que a veces sienta que va a salir bien y otras me pongo pesimista y sensible y tengo ganas de llorar.
También creo que tanto chute hormonal tiene su efecto en mis ganas de llorar repentinas, en plan al escuchar una canción. Si bien es cierto que debo ser un poco masoquista y hoy me he puesto la playlist completa de Pablo Alborán, que me ha dejado blandita blandita.
Segunda cosa que no debería haber hecho estos días… INTERNET!
Ese gran amigo nuestro que responde a todas nuestras preguntas desde fuentes de dudosa reputación.
Creo que he buscado todas las posibles combinaciones de “Síntomas implantación”, “Día 6 fecundación”, “anidación embrión” , “Blastocisto día 7” y “consejos betaespera”.
Ahora soy como una especie de diccionario de reproducción asistida andante con cero conclusiones. Bueno, una sí… y muy a la gallega (en honor a las raíces de mi abuela materna) podría decir, que las mujeres en la beta son como los pimientos del padrón, unas notan y otras non.
Ahí a tope con mi humor, me encamino al tercer día de espera, intentando aprovechar que es fin de semana para hacer una lista de planes que me distraigan los pensamientos apocalípticos.
Escribir me viene super bien, me ayuda a poner todo en perspectiva, y tener mi mente ocupada.
No me gustaría escribir en la Web sólo sobre este proceso, porque de verdad me mueve el tema de la menopausia prematura en mujeres jóvenes y cómo nos quita calidad de vida, aunque reconozco que por ahora, me centro en este tema por el mero hecho de la oportunidad, está pasando ahora mismo, son noticias frescas y me ayuda en este camino a modo de terapia.
Como diría Ferreras en al rojo vivo…..
Hasta mañana! Aguantamos! Resistimos!