Categories
Cartas a Manuela

Betaesperándote

Barcelona, 29 Junio 2021

Querida Manuela;

Hoy es la primera vez que te escribo. Quizás ya estés dentro de mí , quizás estés en un congelador pasando fresquete o quizás aún eres un folículo deseando que llegue tu gran debut.

Estés donde estés, yo ya te he sentido. Y en mi corazón y el de tu papá existes de algún modo.

Yo nunca he tenido un gran instinto maternal , no me han gustado los niños así porque sí, y me siento muy torpe en la comunicación con ellos.
Siempre decía a mis amigos, que no podría trabajar con niños, porque me encanta el mundo de los adultos, ese mundo en que existen las convenciones, las normas de educación y cortesía y se adivina lo que es procedente o no de hacer o decir según el contexto.

Mi psicóloga, me dio también la pista, de que es difícil sentir instintos maternales cuando el mensaje oficial que he recibido desde los 20 años ha sido que no podría tener hijos o al menos no de esa forma estándar que se presupone.

Antes de llegar hasta este punto donde estoy cada vez más cerca de conocerte, he tenido muchos miedos y dudas.
Como mujer, me he visualizado sin tener hijos, he imaginado que también es posible ser feliz sin conocerte. Me imaginaba algo así como una cuarentona bien conservada, atractiva, interesante, inteligente, buena conversadora , viajera y con una casa tremenda con jardincito donde organizar barbacoas con amigos.

Mi visión sin hijos, me llevaba a visualizarme más alejada de tu padre, no estoy segura de que los dos pudiéramos ser felices sin hijos al 100%, la infertilidad también es dura porque me hace sentir culpable por lo que él pudiera perder al haberme elegido como compañera.
Tu papá es un hombre genial, tú eres tan genial porque te imagino un poco como él.
Porque amo la idea de que esas pequeñas cosas con las que le chincho, estén también en tí. Le digo que tiene pies de Hobbit en broma, y te imagino de bebé , preciosa, redondita y con esos pies rarunos.

Tu padre también es muy inteligente, eso es lo que me gustó de él. Y cuando seas mayor, podrás siempre contar con él, porque tenemos suerte de que tenga una sensibilidad e inteligencia emocional poco usual en los hombres. Nunca te vas a sentir sola con él. Siempre podrás hablar de lo que te preocupe.

Nos imagino siendo una familia, los tres y quién sabe si después de que nos conozcamos, intentamos buscarte un hermanito.
Esa imagen es la que ha podido a mi visión de vidorra sin hijos.
La de los tres aprendiendo juntos, conociéndonos, siendo un equipo.

Durante el tiempo que he necesitado para aceptar mi realidad y que tu genética no será la mía, me he tenido que esforzar mucho por perdonarme y aprender a respetarme y quererme más. Y hasta que no he pasado al 100% por ese infierno, no he estado lista para conocerte, para dejar mi corazón vacío de malas sensaciones y conseguir que se llene de amor para darte la bienvenida.

Creo que el día antes de la transferencia, hace unos días, sentí por primera vez algo que no pensé que se podía sentir antes de conocerte. Sentí amor pleno, por ti, por la idea de que existieras. Un amor que me llenó y me arrancó lágrimas de felicidad al pensarte.

Estuve en una tienda de cosas de casa mirando toallas, sábanas, etc. Y me topé con la sección de niños! OMG!! casi muero de amor al imaginar con qué cariño montaré tu habitación , cómo papá y yo retiraremos un despacho dónde sólo había trabajo y estrés , para dejar sólo espacio para la protección y el cariño que te queremos dar.

Esperarte no es fácil. Tengo miedo. Sueño con que estemos ya conectadas, pero la incertidumbre me hace daño.

Si aún no nos conocemos , será entonces que nuestro momento aún no ha llegado, y seguiré escribiéndote, para narrarte sobre el mundo bonito en el que te estamos esperando y para que nos vayas conociendo a papá y a mí.

Te quiere,
Mamá

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *