Los últimos días de la famosa betaespera fueron muy complicados para mi paciencia finita. Desde el día 8 estaba muy nerviosa, me costaba mucho dormir y no daba tregua a mi cerebro intentando detectar algún cambio en mis sensaciones corporales.
Creo que durante estos últimos días, empecé a notar menos cosas, de hecho. El pecho y la triga seguían super hinchados y doloridos, pero eso, como voy hasta las cejas de hormonas artificiales, no me parecía digno de mención.
En honor a la verdad, os diré que cada día he seguido leyendo artículos y foros en internet hasta llegar a la brillante conclusión de que hacer un test de orina el día 9 de la espera, era una idea válida (aunque partiendo de que quizás no concluyente).
Para más “inri” , tuve una constante lucha interna sobre si aguantar al día de la beta o no, y sobre si esperar al menos al día 10 u 11.
Conociéndome un poco sabríais que era una batalla perdida antes de empezarla, y como era de adivinar acabé haciéndome un test casero , a mitad de tarde del día 9 y de la forma menos fiable (así somos yo y mi impaciencia).
Ese primer test devolvió una rayita de positivo muy muy muy débil , al nivel de pensar que son tus ganas y no el test los que la pintan.
Conclusión, no concluyente.
Aunque reconozco que me hizo gestionar mucho mejor mis nervios del día y esperar al sábado para hacerme uno propiamente por la mañana.
Repetí test el sábado con un positivo , y por si acaso eso podía cambiar en un día, también el domingo. PO-SI-TI-VO!!! Muy fuerte!!!
Y aunque lo vieran mis ojos y lo procesara mi cerebro, en el fondo de mí, seguía con dudas y con la necesidad que que el lunes mi médica me confirmara por teléfono después de la prueba en sangre.
En realidad todo esto es muy emocionante, debo decir que el único síntoma significativo que tengo es una hiper-sensibilidad que me hace reír y luego llorar en el mismo minuto y por cosas tan raras como un anuncio de colacao, una canción de reguetón o pensar en las vacaciones.
Debo decir que después de los test caseros, yo creía que estaría pletórica , radiante y contenta, pero no ha sido del todo así. He notado muchas ganas de llorar y mucha angustia.
No sé si quizás ante una ilusión más cercana , o una mini meta cumplida, uno se acuerda de lo que ha tenido que esforzarse o sufrir antes y eso arremolina los sentimientos.
Es algo parecido a los que hacen el Camino de Santiago y al llegar, con la ropa y las botas echas trizas, lloran. De alegría, de cansancio y de esfuerzo , e incluso de misticismo.
Pues así he estado yo. Sabiendo que de verdad podía haber estado la suerte de mi lado por una vez, pero con mucha prudencia de no celebrar demasiado.
Creo que este es uno de los problemas de las parejas que tenemos que acudir a tratamientos de reproducción asistida. Nunca sabemos cuándo ha llegado el momento oficial de celebrar y alegrarse a pleno corazón.
Tenemos la sombra de los fracasos y mucha más información de todo lo que puede salir mal. Y aunque intentemos ser positivos, aplicamos el principio de no dejar la mente volar demasiado, ni demasiado pronto.
Una pareja cualquiera, se hace un test en casa, sala positivo y la emoción se desata. ¡Van a ser padres!
Desafortunadamente, yo no doy por sentado que vaya a ser madre ni incluso teniendo un test positivo delante de los morros.
Aunque me gustaría que no fuera así, de vez en cuando tengo en mente las estadísticas negativas…. porque no es lo mismo tasa de embarazo, que tasa de embarazo a término , que tasa de nacido vivo… y suma y sigue con mi pensamiento cafre.
Y aunque el resultado de la beta, lo debería haber tenido claro, ayer cuando fui a hacerme el análisis de sangre estaba hecha un flan.
Quizás, es que cuando un médico te da el resultado coge solemnidad institucional, pero el caso es que o mi médica rumbera me daba el positivo con su alegría característica, o no me lo acababa de creer.
Y por fin me ha llamado confirmando el positivo y he podido respirar hondo. Y llorar un poco (por no decir mucho) y abrazar muy fuerte a mi compañero de aventura.
El resultado de la Beta ha sido 400 , que según mi médica está muy bien y significa que cacahuete está bien agarrado para quedarse con nosotros.
Aún así, seguimos esperando con la sensación de que cada hito es importante, cada siguiente paso.
Nos hemos dado cuenta también de que no tenemos ni idea de qué pasa ahora.
Fíjate que yo he leído información de internet…. pero no sé nada de qué pasa ahora. Qué es lo que viene.
Lo bueno, que viendo mis antecedentes, esto me abre un nuevo melón de búsquedas en internet sobre embarazo, primeras semanas, etc.
Aunque, creo que ahora , lo que necesito es relajar mi mente e intentar sentir más positividad para eliminar poco a poco esos miedos de que algo salga mal.
Yo creo mucho en las energías y en que cuando los demás te desean muchas cosas buenas, esa buena vibra llega y ayuda a tener suerte.
Me he sentido muy acompañada en estos momentos y he sentido que la energía que muchos nos habéis deseado, han hecho que esta primera etapa haya salido bien.
Gracias a todos!! Por que yo nunca voy a olvidar a quién ha estado conmigo en cada paso de este periplo tan injusto y caótico.
Ahora se abre una nueva etapa que quién sabe qué nos deparará….
Quizás lágrimas de nuevo, quizás alcanzar un sentimiento de normalidad que nunca he tenido antes.
La infertilidad y quedarse embarazada al final, son como un poema de Bécquer.
Precioso, romántico, pero a la vez vislumbrando dolor en cada verso.
Tengo programada otra beta para la semana que viene, para ver cómo va evolucionando todo. Cada pasito es importante. Aunque siento que no le estoy dando a la alegría el hueco que se merece.
Pero mira…. después de tanto…. yo voy a dejar de pensar en qué es lo que debería sentir , cuándo o cómo lo debería sentir y qué es lo que sienten otros. Cada paso también en la maternidad está lleno de obligaciones autoimpuestas de qué es lo que debería ser. Otra trampa más que las mujeres nos ponemos a nosotras mismas.
Así que estos próximos días voy a dar sitio a mis sentimientos sean los que sean. Voy a fluir…